La iglesia de El Puente se quedó pequeña para albergar a familiares y amigos que destacaban la calidad humana y profesional de "El Ministro"
26.10.2014 | 06:10
Amigos y familiares se preparan para portar el féretro con los restos del finado (izquierda). A la derecha, el interior del templo antes de comenzar el funeral . Fotos A. S.
ARACELI SAAVEDRA Los restos mortales del que fuera alcalde de Galende y diputado provincial por la comarca sanabresa entre las décadas de los setenta y ochenta, Manuel Sanz Rodríguez, reposan para siempre desde ayer en el cementerio de El Puente de Sanabria. Cientos de personas se congregaron ayer en la iglesia de Nuestra Señora de El Puente donde familiares y amigos tributaron la despedida a "Manolín El Ministro" toda una institución política en la comarca que protagonizó los primeros vaivenes políticos y electorales en los arranques de la democracia.
Nacido en Galende, de donde era originaria su familia, desarrolló casi toda su vida política, profesional y familiar en la localidad de El Puente, donde el hotel El Ministro se convirtió en todo un referente turístico.
Familiares y amigos tuvieron un último gesto en su recuerdo, llevar a hombros el féretro el trecho del recorrido comprendido entre la Plaza del Mercado y el templo. Una veintena de coronas y centros acompañaron sus restos mortales entre ellas las de familia más directa y la Corporación de Galende que presidiera hasta 1989, y que abandonó en 1994.
"Una institución"
Ante un templo lleno, el párroco José Antonio de la Fuente, reconfortó a la familia y trasladó su alegría porque Manuel Sanz vivió sus últimos instantes habiendo recibido todos los sacramentos. "Se fue toda una institución no solo política sino también profesional y humana".
Una de sus hijas, Sandra Sanz, recordaba ayer cómo su padre daba una lección de vida en sus últimos días aquejado de una larga enfermedad. Superó el coma y pidió "un fisioterapeuta y unas muletas porque quería salir del hospital" para volver a casa. No perdió su ánimo hasta los últimos instantes. Su familia y especialmente su mujer, María Dolores Ramos Vaquero, fueron el apoyo más cercano en el último mes, en que se agravó su estado de salud. Su hija Sonia Sanz Ramos contaba otra de las anécdotas protagonizadas por su padre: "se preocupaba por todo el mundo. Si alguna persona mayor le pedía que asfaltara la calle hacía todo lo posible porque se la arreglaran, saliera el dinero de donde saliera". Recordaba además cómo cuando iba en coche por los pueblos se paraba hablar con todo el mundo, unas charlas que a la pequeña Sonia se le hacían muy largas pero que demostraban que atendía a todo el mundo.
Algunos vecinos de El Puente recordaban ante el tanatorio los primeros compases de su andadura política cuando pedía el carné a sobrinos y amigos que luego aparecían afiliados a Alianza Popular, tras militar por UCD, su primera filiación política.