Este lago no es eterno si no se cuida adecuadamente. El lago de nuestro orgullo, el lago que forma parte de nuestra identidad, el que añoramos y recordamos en la continua emigración a la que nos hemos vistos sometidos, no es eterno si no lo defendemos con tenacidad frente a los agentes que lo agreden.
Este lago que nos enraíza en el tiempo y que observa impasible el tiempo de nuestras vidas, se queja porque su salud no es eterna si no se cuida, si no se preserva de los contaminantes que llegan a su vientre.
Los que hemos nacido en su ribera somos testigos de que ha cambiado en los últimos años, tornándose turbias las aguas de su lecho; hemos visto cómo el río Tera entregaba sus aguas al lago de forma tramposa, porque ya no eran, ya no son transparentes ni cristalinas. El Tera que alcanza el lago lleva consigo los vertidos no depurados de la Central de Moncabril, de Ribadelago Viejo, de Ribadelago Nuevo y a pesar de las denuncias que desde el año 2009 viene realizando la Asociación para la Defensa de Sanabria y Carballeda, ese río continúa defraudando la calidad de las aguas del Lago, porque las depuradoras que no depuran, son un fraude a la verdad.
Porque la verdad es que desde su construcción con fondos comunitarios no han sido eficaces ni adecuadas puesto que no depuran las aguas residuales de los pueblos ribereños ¿Qué empresa construyó esas depuradoras? ¿Quién las recepcionó y las dio por buenas sin poner objeción alguna? ¿Quiénes guardaron silencio ante semejante tropelía? ¿Quién a pesar de tener conocimiento de que no funcionaban y no impedían los vertidos, no hizo nada para poner remedio? ¿Quién es el responsable municipal que se ha reído a carcajada limpia de las sanciones que le imponían por los vertidos? Ellos son los responsables: la Junta de Castilla y León, la Confederación Hidrográfica del Duero, la Dirección de Parque Natural y el Ayuntamiento de Galende.
Y el fósforo en magnitudes inasumibles continúa llegando a las aguas del lago empobreciendo su biodiversidad. Pero lo niegan y lo niegan. Niegan los vertidos incontrolados que no pasan por las depuradoras, como los de Ribadelago y los del Treigal y Prado del Toro en San Martín de Castañeda, más los que proporcionan las fosas sépticas de las edificaciones construidas en la propia ribera del lago. Y toda esta carga de vertidos resulta gravemente nociva y el lago se resiente y responde a las agresiones con un crecimiento espectacular, nunca antes conocido, de un alga, la tabelaria fenestrata. Y la Administración lo niega y elude comprometerse a erradicar sin demora los vertidos.
Son demasiados los responsables que guardan silencio rentable porque el lago no da votos ni poder ni poltronas. Y otros utilizan el argumento cínico de que la realidad ha de taparse para impedir dañar la imagen del lago.
De ahí que debe ser la sociedad civil, los ciudadanos que no tenemos aspiraciones políticas, los que no queremos instalarnos en la demagogia y la mentira permanente, los llamados a defender y proteger el lago. Somos los únicos que tenemos legitimidad para decir Basta Ya de vertidos letales. Basta de promesas incumplidas. Basta de retórica fácil.
Porque la defensa del Lago y del Parque Natural es hoy una obligación ética de todos, porque debemos y podemos hacerlo cada uno desde su propia parcela, desde sus propias responsabilidades.
Y si los detentadores del poder siguen incumpliendo gravemente sus obligaciones para con el lago, iremos a Bruselas, pondremos en conocimiento del Comisario de Medio Ambiente Europeo este enorme fraude, desde la condición de ciudadanos cuyo único interés es la defensa del Lago.
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